Este fin de semana he dado de baja mi cuenta de Twitter. Llevaba con ella desde casi el principio aunque no he llegado a participar activamente; por un lado porque algunas de las cuentas eran tuitstars y no responden ni en broma. Por otro porque a veces no sabía qué decir y las pocas veces en las que sí lo decía el formato era corto para mantener discusiones.

Más tarde me he dado cuenta de que empleando el correo electrónico las discusiones no tienen sentido y que más allá del duelo al amanecer no merece la pena discutir con gente que se ha construido un personaje público y saca sus garbanzos de ahí. Entre eso y los palmeros, a los que el tuitstar SÍ responde por que necesita tenerles en cuenta, es difícil estar a gusto; de hecho el término "pocosfollower" es el indicativo de una época.

Pero sí que he pasado mucho tiempo allí obteniendo enlaces y enterándome de polémicas para pasar el rato y olvidar cómo estoy y quién soy así que tampoco es que lo haya dejado hasta el sábado. Una vez que tengo mi servidor en el fediverso (con #snac) tengo siempre un lugar que considero mío. Por esa parte estoy cubierto.

Ahora estoy intentando ver qué aparece en BlueSky y de momento están todos con una limpia tremenda de nazis y demás chusma que está funcionando al parecer. También cuentas estupendas que estaban permanentemente candadas en twitter ahora actúan en abierto y son una delicia de seguir. Pero el lugar sigue siendo extraño, como un barrio bajo asedio, y quiero ver dónde terminará cuando los dueños empiecen a monetizar.